martes, 31 de marzo de 2009

Concurso de poesía, narrativa y ensayo



 La Pontificia Universidad Católica del Perú convoca a concursos de poesía, narrativa y ensayo, versión 2009. Los ganadores obtendrán US$ 10,000, el premio pecuniario más alto del Perú.

Se trata de la tercera realización del Premio Nacional PUCP en los géneros literarios de poesía, narrativa y ensayo, en la que podrán intervenir poetas y narradores que hayan nacido en el Perú o tengan nacionalidad peruana, pero que al 21 de marzo de 2009 no cumplan 40 años de edad. El evento cuenta con el auspicio del diario El Comercio, así como de la Fundación Carlos Rodríguez-Pastor Mendoza, entidad que premiará con diez mil dólares a quienes resulten ganadores. 

El jurado calificador está conformado así: Ensayo: Salomón Lerner Febres, Francisco Sagasti, Jorge Santistevan de Noriega. Novela: Jorge Edwards Valdés, Alonso Cueto Caballero, Abelardo Sánchez León. Poesía: Marco Martos Carrera, Mario Montalbetti Solari, Ricardo Silva Santisteban Ubillús. A la ceremonia del anuncio oficial del certamen, asistirán Luis Guzmán Barrón Sobrevilla, rector de la PUCP, Francisco Miró Quesada y Ramón Barúa, representante de la Fundación Carlos Rodríguez-Pastor Mendoza. 

Las entidades que propician este concurso nacional, tienen el propósito de promover a nuevos poetas y narradores peruanos y al mismo tiempo, hacer conocer las obras ganadoras. Para tener mayor información y obtener las bases del concurso escribir a: www.pucp.edu.pe/premionacional. 


La presentación del concurso de la PUCP se realizará el 3 de abril, en el auditorio de la Torre Interbank a las 12:00 m. Dirección: Carlos Villarán 140 Balconcillo – La Victoria).


lunes, 16 de marzo de 2009

Gregorio Martínez gana el premio Cope

ESCRITORBienal de ensayo

EL AUTOR OBTUVO EL GALARDÓN GRACIAS A SU LIBRO “DICCIONARIOABRACADABRA...”

El escritor peruano Gregorio Martínez ganó la I Bienal de Ensayo Premio Copé Internacional 2008 con su libro “Diccionario abracadabra. Ensayos Abechedarios”. El premio Copé, convocado por la petrolera estatal Petro-Perú y que incluye categorías de cuento y poesía, otorga al ganador 30.000 soles y la publicación del libro.

Martínez, quien reside en Estados Unidos, ha publicado los libros de cuentos “Tierra de caléndula”, “La gloria del piturrín y otros embrujos de amor”, “Biblia de guarango” y “Cuatro cuentos eróticos de Acarí”.

Además, las novelas “Canto de sirena” y “Crónicas de músicos y de diablos”, y la recopilación de ensayos y artículos periodísticos “Libro de los espejos”.

En el 2002 ganó el primer premio de la Bienal de Cuento Copé con “Guitarra de palisandro”.

Luego de conocer la decisión del jurado, Martínez reivindicó el uso de la “ch” en el idioma español y afirmó que “en todo narrador hay un ensayista”.

 Empresa Editora El Comercio.

REVELACIÓN. Habla el biógrafo de Borges

Su matrimonio habría sido nulo


SEGÚN ALEJANDRO VACCARO, EL AUTOR DE “EL ALEPH” NO PODÍA CASARSECON MARÍA KODAMAPUES NO SE HABÍA DIVORCIADO DE SU PRIMERAESPOSAELSA ESTETE MILLÁN.

BUENOS AIRES [EFE/EL COMERCIO]. “El matrimonio que contrajeron Jorge Luis Borges y María Kodama no es legal”, aseguró Alejandro Vaccaro, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y biógrafo del legendario autor de “El Aleph”.

En unas declaraciones publicadas por el diario “Crítica”, el biógrafo de Borges se declaró blanco de una campaña de Kodama para desacreditarlo a raíz de diferencias sobre la difusión de obras del escritor argentino fallecido el 14 de junio de 1986 en Ginebra y sepultado en el cementerio Plainpalais de la ciudad suiza.

“El casamiento de Borges y Kodama es nulo porque él no se podía volver a desposar: ya estaba casado desde 1967 con Elsa Estete Millán, de quien se había separado en 1970 sin divorcio, porque este no existía en esas fechas en Argentina”, aseguró.

Borges y Kodama se casaron por poderes en un registro civil de la localidad paraguaya de Colonia Rojas Silva el 26 de abril de 1986, poco antes de la muerte del escritor debido a un cáncer de hígado.

Vaccaro hizo estas declaraciones después de que a fines de febrero Kodama lo acusara de hostigarla y exigiera que la dejara “trabajar en paz”, en medio de una polémica sobre una recopilación de las obras de Borges que el biógrafo del escritor considera “plagada de descuidos”.

“María Kodama está en campaña para descalificarme porque yo no opino como ella”, puntualizó Vaccaro.

El presidente de la SADE sostiene que en las recopilaciones de artículos de Borges publicadas por Kodama se le atribuyen al escritor “seis seudónimos que no son de él”.

“Le pido a ella que averigüe quiénes son José Tuntar y Andrés Corthis, a quienes ella señala como seudónimos de Borges y son personas que existen”, remarcó.

La polémica estalló a comienzos de año, cuando Vaccaro publicó una nota en la revista dominical de “Crítica” titulada “Los descuidos de María Kodama”, quien luego se quejó de ser blanco de ataques permanentes de parte del biógrafo.

Vaccaro también negó haber apoyado un proyecto para la repatriación de los restos de Borges al que Kodama se niega de modo tajante. La repatriación fue impulsada por la diputada argentina María Lenz en un proyecto de ley que la legisladora desistió luego de presentar al Parlamento.

UN AMOR OTOÑAL
Tras la muerte de la madre de Borges en 1975, el escritor se acercó más a quien primero fue su alumna y más tarde su secretaria: María Kodama. Ambos compartirían algunos viajes y se convertirían en marido y mujer, ya en la senectud del escritor.

En 1986, Borges fijó su residencia en la ciudad de Ginebra, en Suiza, y en abril de ese mismo año se casó con Kodama. Sin embargo, la unión no duró mucho, pues el escritor murió poco después.

 Empresa Editora El Comercio.

sábado, 7 de marzo de 2009

25 años sin Cortázar Por César Hildebrandt

"No quiero llegar a ser un viejo decrépito", dijo alguna vez Julio Cortázar.

Y se murió a los 70, antes de ser un viejo de verdad siquiera.Se murió, sencillamente. Pero dejó una obra que lo sobrepasa, un ejemplo de coherencia que los tránsfugas siempre le envidiaron, y un modo de ser y de leer, de escribir y de jazzear, de puntuar y de vocear que lo hacen único e inolvidable.Cortázar fue un escritor genial que no quería honores. Lo que tuvo siempre fueron lectores. Y lo que podía regalar era estilo.
Hay escritores de enorme talento sobre los que pesa, sin embargo, la desgracia de carecer de firma. Son buenísimos pero jamás le sacaron al idioma una franquicia que les permitiera algunas exclusividades (que en eso consiste el estilo, no me digan).
Cortázar, en cambio, dejaba la huella de un bisonte en cada página. No hay cómo confundirlo.
Allí están sus parrafadas enormes que imitaban el oleaje, su antisolemnidad, su incapacidad orgánica de ser huachafo, sus cuentos sin sobras, sus guiños anarcosurrealistas, sus burlas despiadadas, su intelectualismo moteado de ternura (ejemplo: algunas conversaciones de Lucía -la Maga- con Horacio Oliveira).
Y por encima de todo eso estaba la marca Cortázar: un modo personal y brillantísimo de entender la narración, de quitarle sonsonetes al idioma, de incorporar ráfagas de monólogo interior sin perder de vista la exterioridad del relato.Y unas ganas de joder que sólo podían venir de un hombre lúdico y de un espíritu burlón. Ejemplo clásico de estas ganas es el idioma inventado en "Rayuela" (el glíglico) para describir el sexo entre la Maga y Oliveira (¿o debería decir entre la Maga y cualquiera?).
El glíglico consistía en frases como esta:"Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa..."La primera vez que leí "Rayuela" fue en 1966, a los 18 años. Leyendo esa página de jerga de cama (y hasta de camastro) reí como sólo se puede reír a los 18. Y lo increíble es que ahora, varias mujeres y décadas después, el "glíglico" me sigue alegrando y entonando.Valga este recuerdo para quienes sólo quieren evocar al Cortázar comprometido y casi nicaragüense. Ese Cortázar valía -aunque escribió una mala novela que se llamó "Libro de Manuel"-, pero a su lado siempre estuvo el Cortázar intemporal que me cambió la vida con su prosa de gabardina sucia.Y no hablo, claro, sólo de "Rayuela". Hablo también de sus cuentos -los mejores que se han escrito en la literatura latinoamericana-, esas piezas maestras que nos llevaban al desespero (los de "Bestiario"), o a la parodia de la inviabilidad social ("La autopista del sur"), o a los lugares menos soleados de la creación ("El perseguidor").Cortázar fue un cuentista magistral de muchísimos cuentos y el novelista supremo de una sola novela.
Y esa fue "Rayuela", un libro actualmente proscrito, quizá porque nada tiene que ver con los aspartames seudoliterarios que hoy cotizan las editoriales y sus mafias."Rayuela" es uno de los pocos libros que me hizo mirar al mundo de otra manera y a la literatura de otra manera y al amor de otrísima manera. Jamás podré olvidar a la Maga siendo leal a Oliveira y defendiendo su soledad de hembra deseada en el París que hablaba de Mondrian:"-No sea asqueroso -dijo monótonamente la Maga-. ¿Qué gana con querer embarrar a Horacio? ¿No sabe que estamos separados, que se ha ido por ahí, con esta lluvia?"No hay muchos libros que te abran los ojos y que te llenen los oídos. "Rayuela" es uno de ellos. Y hoy que estamos cerca del vigésimoquinto aniversario de la muerte de Julio Cortázar he sacado de un estante el viejo libro -decrépito, él sí- y lo he ido brincando y salteando como si fuera lo que es: una rayuela, el juego misterioso que Cortázar nos hizo jugar, el juego que termina en un cielo pintado con tiza en una acera.

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